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El Sevilla FC elige el momento más delicado para completar su peor partido - Se jugaba la pelea por la plaza Champions ante el Colista y no lo pareció - Acabó desquiciado, hundido, como viene siendo habitual como visitante

Sin vida. Muerto. Así se marchó el Sevilla Fútbol Club de El Alcoraz, convertido en despojos por el Huesca, un recién ascendido que, sin hacer nada del otro mundo, le pasó por encima. Como sucedió anteriormente con otros rivales de abajo (Athletic, Celta y Villarreal). Cuatro cornadas, a cada cual más dura. Duele la derrota encajada, pero más aún la forma, sin manifestar la más mínima capacidad de reacción, ni anímica ni futbolística. El conjunto nervionense se jugaba la plaza con derecho a jugar la Champions League y no lo pareció. Fue uno de los peores partidos de la temporada. Hasta hace poco nos agarrábamos a las cuarta plaza, pero los rivales como Getafe y Alavés nos han superado. El equipo es un cadáver, pero un cadáver al que urge resucitar para evitar el desastre de quedarnos sin jugar en Europa. Necesita un cambio, y tiene que ser ya.

Dura realidad la que le está tocando vivir a este Sevilla, condenado a sufrir vergüenzas en la temporada que en teoría iba a ser la de la lucha por la cuarta plaza con el Valencia. Entrar en Europa era el objetivo inicial, que se puede convertir en una quimera tal y como suceden los últimos resultados. Se le acabaron las excusas. A los futbolistas y a su técnico, Pablo Machín, que el sábado como viene siendo habitual, no cambió su sistema de tres centrales.

Poco más de cinco minutos aguantó el Sevilla de pie en El Alcoraz. Salió al campo peor que su rival, como tantas y tantas veces esta temporada, y a los 6 minutos ya iba perdiendo 1-0. Quedaba muchísimo tiempo por delante para reorganizarse y buscar la reacción, pero el conjunto nervionense fue incapaz de superar al Huesca. El sábado le tocó al Huesca, un recién ascendido que solo había ganado dos partidos en casa (Betis y Valladolid) pero que se hizo merecedor del triunfo a base de empuje, oficio y una enorme eficacia.

El Huesca mordía en cada balón dividido, en cada disputa. Era su obligación y la cumplió a rajatabla. El Sevilla FC también se jugaba tres puntos vitales, pero sin fútbol y sin sangre, deambuló sobre el césped sin un rumbo claro en el primer tiempo. Todo ante la desesperación de su afición, que a pesar de conocer los precedentes como visitante, acompaña al equipo de forma incondicional.